MARC SADLER
Marc Sadler es un diseñador y ciudadano del mundo. Nacido en Austria, ha vivido y trabajado en Francia, Estados Unidos, Asia e Italia. Actualmente vive en Milán, trabajando como consultor para empresas en el ámbito de la decoración del hogar, electrodomésticos, iluminación y deportes. La constante experimentación con los plásticos, inspirada en la pasión por los desafíos y una fuerte curiosidad, siempre ha estado en el centro de su investigación.
A principios de los años setenta, perfecciona la primera bota de esquís en material termoplástico totalmente reciclable, posteriormente comercializada por la firma italiana Caber (más tarde conocida como Lotto). Rápidamente adquiere la responsabilidad de todas las colecciones y comienza una colaboración larga y fructífera que condujo a la patente de la bota de esquí con una cáscara simétrica, que durante muchos años fue la bota de esquí más vendida del mundo. Éste es el origen de su especialización como diseñador deportivo, lo que ha llevado a una estrecha colaboración con las más importantes compañías deportivas multinacionales de Estados Unidos, Asia y Europa, tanto en los deportes como en otros campos deportivos: esquí, raquetas de tenis, clubes de golf, etc. Trabajando en este sector, que a menudo ha sido pionero en la investigación de nuevos materiales y técnicas, aportó la experiencia que le permitiera llevar la innovación a las áreas más tradicionales donde se establece un concepto de diseño como pura forma estética.
Premiado 4 veces con el Compasso d'Oro ADI (Asociación de Diseño Industrial) por las lámparas Drop (Flos, 1994), Tite y Mite (Foscarini, 2001), la estantería Big (Caimi Brevetti, 2008) y la vitrina Bellevue Panorama de la tecnología (IFI, 2014), su trabajo ha ganado muchos premios internacionales de diseño a lo largo de los años. El protector de espalda de su motociclista diseñado para Dainese se encuentra ahora en la colección permanente de diseño del MOMA en Nueva York y la lámpara Mite (Foscarini) forma parte de la colección de diseño del Beaubourg en París.
A pesar de su reputación como diseñador técnico, Marc Sadler tiene un fuerte sentimiento por la pintura y el dibujo, encontrándolo tan emocionalmente absorbente que lo considera su verdadera pasión.